Ruiseñor común

Luscinia megarhynchos


   Para casi todo el mundo es el ruiseñor el ave de canto más hermoso. Aunque también canta durante el día, su canto nocturno es el que realmente impresiona. Muchas personas, llegado el verano, salen por la noche con la esperanza de poder escucharlo. Por lo general, al ruiseñor común suele encontrárselo a la vera de los bosques caducifolios o mixtos, en los parques y jardines tupidos, o a orillas de los ríos o estanques rodeados de espesa maleza. Después de la invernada, regresa en abril o mayo. Los ruiseñores llegan durante la noche, primero los machos, y en seguida dan un primer concierto; unos días más tarde llegan las hembras, que se orientan por el canto de los machos. En mayo o junio, el ruiseñor instala su nido en un arbusto denso, incluso en el suelo, pero en un lecho de hojas secas o sobre un montón de ramitas, rara vez en la bifurcación de una rama baja, pero siempre muy bien disimulado. Este nido esta realizado con hojas secas, hierbas, fibras vegetales y pelos de animales. Tras la puesta de los huevos (de cuatro a seis), la hembra los incuba por espacio de trece días. Los polluelos abandonan el nido muy pronto, a partir del undécimo día, y se ocultan en las malezas circundantes. Ambos progenitores los cuidan hasta que son capaces de volar y de cazar para alimentarse. A diferencia de la llegada, emprenden viaje hacia los lugares de invernada de manera muy discreta. La alimentación principal del ruiseñor esta constituida por pequeños invertebrados capturados en las hojas en putrefacción, aunque al finalizar el verano también gusta de comer los frutos de ciertas plantas.